viernes, 30 de septiembre de 2011

Una crítica al Estado de Bienestar de Luhmann y el logro evolutivo de los sistemas sociales (Estructural Funcionalismo)

        


      Niklas Luhmann critica el mecanismo de compensación, como la propia “lógica” del Estado de Bienestar. El autor nos dice que esta compensación implica de alguna manera llevar “consuelo” a los actores por sus desventajas al pertenecer a un determinado sistema de vida, a las “demandas comunicacionales” de los individuos. Luhmann nos dice que esto surge como una suerte de salto entre el sistema político y el Estado mismo, es decir entre las demandas de lo político hacia el sistema estatal. El sistema político al buscar un mejoramiento de la calidad de vida de los individuos, elabora demandas comunicacionales que el aparato estatal toma en consideración estas demandas comunicativas adaptándose a ellas. Pero el mismo principio de compensación tiende a la universalidad, encerrando en esa universalidad, las diferencias ya existentes o las por aparecer, o nuevas carencias que pudieran aparecer. Para Luhmann esto representa un problema, tanto en el ámbito de lo político, pues el sistema político al buscar el bienestar de la sociedad a través de sus demandas hacia el Estado, queda encerrado en la lógica de la compensación misma, absorbiendo el propio Estado al sistema político. El autor expresa que esto ocurre a su vez en las propias demandas comunicativas de los actores, pues el bienestar al compensar de una forma universalista, hace oídos sordos de la multiplicidad de discursos y necesidades de los distintos subsistemas y de los actores, en particular de las generaciones más nuevas. Al compensar, el Estado de Bienestar genera nuevas demandas que necesitan ser compensadas, pero la pregunta que Luhmann se hace es ¿Quién compensa al Bienestar? Esto se explica por lo que para Luhmann es el carácter paternalista o antropomórfico del mismo Estado, la herencia teológica de Estado como una autoridad emanada directamente de Dios. Como un Leviatán Hobbesiano, un corpus christi[3] Esta concepción del Estado es criticada por Luhmann por poseer un carácter centralizador de todo lo social. Para Luhmann no se puede centrar sobre un sistema una sociedad funcionalmente diferenciada sin destruirla. Las políticas compensatorias del Estado de Bienestar ponen en peligro las diferenciaciones entre los sistemas político y económico, al necesitar de un presupuesto cada vez más abultado. Cada vez que el Bienestar satisface las necesidades, surgen otras nuevas, y se acaba esperando de este, resultados que no pueden ser conseguidos. Esto por el carácter expansivo del Bienestar, su carácter invasivo hacia otros subsistemas, su carácter monopólico de las prestaciones comunicativas. Para ello Luhmann propone un carácter restrictivo del sistema político, un carácter auto reflexivo y preventivo en relaciones a la resolución de problemas. Vemos así que el Estado de Bienestar si bien innova, centraliza las transformaciones que produce, se vuelve autorreferente y estático en vez de un “circulación dinámica comunicativa”.



         ¿Podría considerarse al Estado de Bienestar como parte de la evolución de los sistemas sociales (logro evolutivo).?


          Responderemos esta pregunta comprendiendo el propio concepto o idea de autopoiésis en Luhmann. Esta idea alude a una capacidad de ciertos sistemas de constituir por si mismos sus propias identidades y diferencias, la capacidad de procesar sus propias informaciones y las relaciones que establecen con su entorno.

El Bienestar, para Luhmann, produce medios de masas, garantías políticas ofertas de consumo para la recreación, transformaciones en educación, las necesidades. Esto hace que las motivaciones generacionales vayan en constante movimiento. El actuar del Estado de Bienestar transforma las realidades a las cuales se dirigen sus esfuerzos, sin saberlo. Al satisfacer demandas comunicativas, el Bienestar genera nuevas demandas, se encuentra así frente a una situación en la que debe ocuparse constantemente de realidades auto producidas, es decir, autopoiéticas, “las necesidades, las situaciones molestas, los problemas casi irresolubles a los que se enfrenta son en parte su propia obra”[4] . Para Luhmann el Estado de Bienestar configura una realidad cambiante, innova, centraliza como un receptáculo de las prestaciones comunicativas, monopolizándolas. Esta es la paradoja del Bienestar, que siendo autorreferencial, fomenta y produce autopoiésis.




[1] Chernilo, Daniel, pág., 3
[2] Ibíd., pág. , 8
[3] Luhmann, Niklas, “Teoría Política del Estado de Bienestar”, pág. 44
[4] Ibíd., pág. 33 y 34



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